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Rosa Vives

Rojo Amarillo Verde Azul

Carta a un amigo

Querido amigo, me pides que hable de Rojo Amarillo Verde Azul, supongo que crees que puedo contar algo más de lo que se ve. Es cierto que suelo escribir de o sobre  pintura, pero difícilmente de la mía, de Rojo Amarillo Verde Azul deben hablar los demás si es de su interés o de su comprensión.

Es arduo evocar el trabajo hecho después de largo tiempo en este oficio. Si el escribir es ordenar, ni a modo de inventario del antes y el después, y mucho menos del durante, me es posible verbalizar el tránsito de la epifanía del color sobre el lienzo. Una presencia intuida, buscada o provocada en la que nunca deja de sorprenderme  como evolucionan la pincelada, la mancha, el salpicado, etc., siempre tendentes a desafiar mi voluntad.

No alcanzo a describir como siento la hipnótica  observación  del color, pastosamente licuado, deslizándose por la superficie y a la par anclando estructuras. Estructuras dinámicas, expansivas, a veces transparentes, otras, traslúcidas, brillantes, mates, opacas o opacándose entre ellas, tomando formas en las que aflora el reino vegetal o manda, evidente, el reino mineral mediante los vibrantes destellos del pigmento machacado.

Querido amigo, Rojo Amarillo Verde Azul corresponde a  un tiempo, entre 2013-2014, de fuerte retorno al color después de una etapa de asentado blanco y negro calcográfico, colores tan principales como los rojos Cadmio púrpura, de Quinacridona, laca de Alizarina Escarlata...; el verde Veronés; el violeta ultramarino; los azules de Prusia, cobalto, ultramar...; amarillos Nápoles, cadmio, iridiscente.... , pues nunca brillan en todo su esplendor como cuando unos y otros comparten vecindad. Guiada por el instinto en el planteamiento y ejecución de la pieza inicial llegó el primer resultado seminal para las siguientes y para toda la serie. Una serie que nunca se termina. Simplemente es una fase de mi vital 'work in progress'.

Hasta aquí, querido amigo Arturo, logro expresarme. Creo, como decía Kandinsky, 'que a veces el silencio habla más alto que la voz, y la mudez adquiere una clara elocuencia'. Y sintiendo la pintura como un  reto de final ignoto, mejor dejamos la voz a las obras que aquí se presentan.

Cuando estén disfrutando estas pinturas de Rosa, no se equivoquen, no están viendo paisajes, están respirando su hálito, su energía vital.

Un saludo a todos.

Rosa Vives