Los colores son el sufrimiento y la alegría de la luz.

J. Wolfgang von Goethe

Las Salas de Exposiciones del Centro de la UNED en Calatayud, próxima ya la finalización del presente curso académico, acogen una cuidada selección de las obras más recientes del artista plástico aragonés Nacho Mur. Nacido en Zaragoza y asentado en la actualidad en las proximidades de Vitoria, su larga estancia en Alemania –casi una década– le lleva a familiarizarse inicialmente y a postularse finalmente como un ferviente seguidor del filósofo fundador del movimiento antroposófico Rudolf Steiner.

La antroposofía, como amplio sendero de conocimiento, busca la relación y comprensión global del ser humano inserto dentro del cosmos. Postula la inclusión del mundo físico y el espiritual; entendiendo que las personas deben concebirse no solo en su aspecto intelectual y emotivo, sino además y también en su sentido más elevado: el moral y espiritual. “Si quieres conocer el mundo, mira tu propio interior. Si quieres conocer al ser humano, mira el mundo” nos dice Steiner.

La comunicación emocional que a través de su pintura ejerce Nacho Mur se asemeja en cierta medida a la que efectúa el compositor sobre el pentagrama al escribir la partitura musical. Cada una de las notas corresponderá a un sonido que al arrancar del instrumento pertinente ejercerá sobre quieres las escuchen emociones diversas y complejas; imposibles casi siempre de traducir conadjetivos. El color tiene su propio lenguaje, un lenguaje que nos entra por los ojos y que va directamente a la emoción. Goethe, Steiner o Rothko, por citar algún artista más cercano a nuestro tiempo, bien sabían de esto.

“El color es el lugar donde nuestro cerebro y el universo se encuentran” decía Cézanne. Nacho Mur maneja su paleta sabiamente, y a la vez intuitivamente –no olvidemos que la intuición está siempre llena de experiencia– hasta conseguir, en lienzo o en papel, exquisitas cartografías corpóreas, sustanciosas, que en función de nuestras subjetivas percepciones nos transportarán por caminos emocionales similares a los de la música. Sin pensamientos previos, sin objetivos predeterminados. Que nos dejemos conducir por la armonía sutil del juego de colores, que sea el simple y puro placer estético quien nos acompañe en este viaje es lo que el artista nos propone mientras atentamente, sin prisas, descubrimos el mensaje que emite cada uno de los cuadros de la presente exposición.

María Jesús Buil Salas

Directora de las Salas de Exposiciones UNED Calatayud