Entonces, una profundidad sin límites se abre, borra los muros, expulsa a las presencias contingentes: realiza el milagro del espacio indecible

L´espace indecible, Le Corbusier

Iñigo Arregi responde a ese modelo de artistas-muy habitual entre los grandes- que ha necesitado sumergirse en diversos  campos expresivos hasta acabar encontrando un lenguaje propio, eficaz, personalísimo, que lo identifica. Arregi se refiere a sí mismo como un compositor de formas, intuitivo y espontáneo, que construye sin ideas prefijadas: curvas y contra curvas, ángulos de variados grados, espacios ocupados o vacíos… hasta alcanzar ese complejo equilibrio entre sólido y liviano, entre lo estable y lo variable.

Los relieves y  esculturas de este creador vasco -y vuelvo a preguntarme ¿qué tendrá esa hermosa tierra que ha dado tan extraordinarios  artistas en tres dimensiones?- construidos con acero corten, con madera o con cartones, nos ofrecen  perspectivas muy variadas dependiendo de la posición desde la que las contemplemos; y es esa mirada libre, abierta y espontánea la que permite, siempre que se consiga efectuar esa transmutación de lo real y accesible a aquello que resulta inaccesible salvo a través de la emoción, que sean los espectadores quienes culminen la obra. La culminación de este proceso nos aproximará a ese milagro del “espacio indecible” del que Le Corbusier nos alertaba.

Si analizamos con detenimiento el currículo del artista, podremos constatar que su dilatada trayectoria profesional -con solo 14 años ganó su primer concurso de modelado en arcilla-  no es en absoluto ajena a esa conquistada capacidad para elevar al gran formato muchas de sus creaciones. Tanto en la franja norte como la sur de los Pirineos  podemos encontrar magníficas obras escultóricas, como la que aparece a la derecha de este escrito, con su personal y reconocible impronta. La Escultura por los derechos humanos que con más de tres metros se alza en la Plaza de Aretxabaleta, o esas otras: Tropela en su querida Arrasate  o Irekita en Elorrio, que superan ya los cinco metros.

Y tras destacar las capacidades creativas y artísticas de Iñigo Arregi,  resulta ineludible  para quien firma este texto subrayar las cualidades personales que lo adornan;  optimista, incansable, generoso, buen amigo y gran persona. Siempre dispuesto a ayudar para la consecución de lo complejo, como lo es esta extraordinaria muestra de sus obras que tenemos el placer de presentar en las Salas de Exposiciones del Centro de la UNED en Calatayud.

María Jesús Buil Salas

Directora de las Salas de Exposiciones UNED Calatayud