Elke Daemmrich

Decía Leonardo da Vinci que “el ojo recibe de la belleza pintada el mismo placer que da la belleza real”. Contemplando la fotografía que al final de este catálogo acompaña el currículo de Elke Daemmrich, -artista que presentamos en las Salas de Exposiciones del Centro de la UNED en Calatayud-, mientras sostiene con su mano izquierda una orquídea hermosísima y manipula el pincel, con la derecha, para tratar de fijar sobre el lienzo, con signo perdurable, algo del estremecimiento casi mágico que nos produce la contemplación de esa flor que sabemos efímera; he podido entender en su justa medida la rotundidad de la frase pronunciada por Da Vinci.

La pintura de Elke nos aproxima a lo que en literatura se ha denominado “realismo mágico” y que con anterioridad había sido descrito por el historiador de arte alemán Franz Roh en su tratado sobre el postexpresionismo publicado en 1925. El ensayo, posteriormente traducido y publicado en español por Ortega y Gasset en la revista de occidente bajo el título: Realismo mágico -post expresionismo, nos habla de una pintura que, como la de Elke Daenmmrich, muestra una realidad alterada. Lo real, lo habitual, lo cotidiano, aparece como extraño, insólito, irreal.

Las obras de esta artista, alemana por nacimiento pero asentada desde hace dieciocho años en el sur de Francia, sin apartarse en ningún momento de la naturaleza, concluyen en sobrenaturales. La percepción de las imágenes, perturbadoras, alteradas en imposibles composiciones de gran belleza cromática, resultan misteriosas, inquietantes. Porque intuimos que no se inventa nada; porque sabemos que, aunque sea en condiciones diferentes, todo lo que está, existe, “es”.

Elke Daemmrich no se limita a plasmar la realidad que la rodea o su apariencia. Construye en cada cuadro una visión del mundo subjetiva, original, que la define como artista. Al contemplar sus obras, delicadamente trabajadas, tras el primer impacto estético, atractivo, ornamental, empiezan a surgir imágenes complejas: ensueños, fantasías, ilusiones, mundos oníricos donde diversas realidades se superponen hasta componer un mosaico complejo en el que la artista nos invita a penetrar.

Aceptemos el reto, dejémonos llevar, sin pretender racionalizar lo que no ha sido creado para ello. Disfrutemos libremente con la pintura, realista y al mismo tiempo mágica, que la artista nos muestra en el Centro de la UNED en Calatayud en estos hermosos días finales del verano.

María Jesús Buil Salas

Directora de las Salas de Exposiciones UNED Calatayud